SE ACOMODARON COMO BUENAMENTE PUDIERON...
El velero solo disponía de dos barracones en el fondo de la nao, uno para los hombres y otro para las mujeres, aunque para esta ocasión habían habilitado un pequeño cuarto bajo la escalera para las madres con recién nacidos o parturientas, en vista de los problemas que tuvieron en el viaje anterior. El barracón de los hombres parecía haber sido el echadero para llevar animales vivos, pues tenía en un lado tres cuadras y quedaban restos de paja en el suelo. Se acomodaron como buenamente pudieron, cada cual en el suyo. Apenas había sitio para moverse una vez entraron todos los pasajeros, y mucho menos para acostarse bien extendidos, pero se consolaban pensando que estaba seco y no era frío de momento. El aire olía a mar, a paja, a madera y a resina, y quedaban restos de cera de velas por todo el suelo. Era la primera noche en aquel barco y apenas pudieron dormir. Todo era nuevo y extraño. También era la primera noche que no dormían juntos desde que se casaron y eso hacía todo más extraño si cabe. La bulla de los viajeros se fue apagando poco a poco en aquel barracón...
El velero solo disponía de dos barracones en el fondo de la nao, uno para los hombres y otro para las mujeres, aunque para esta ocasión habían habilitado un pequeño cuarto bajo la escalera para las madres con recién nacidos o parturientas, en vista de los problemas que tuvieron en el viaje anterior. El barracón de los hombres parecía haber sido el echadero para llevar animales vivos, pues tenía en un lado tres cuadras y quedaban restos de paja en el suelo. Se acomodaron como buenamente pudieron, cada cual en el suyo. Apenas había sitio para moverse una vez entraron todos los pasajeros, y mucho menos para acostarse bien extendidos, pero se consolaban pensando que estaba seco y no era frío de momento. El aire olía a mar, a paja, a madera y a resina, y quedaban restos de cera de velas por todo el suelo. Era la primera noche en aquel barco y apenas pudieron dormir. Todo era nuevo y extraño. También era la primera noche que no dormían juntos desde que se casaron y eso hacía todo más extraño si cabe. La bulla de los viajeros se fue apagando poco a poco en aquel barracón...
No hay comentarios:
Publicar un comentario